sábado, 11 de abril de 2015

4 años sin mi Nany

Parece mentira cómo pasa el tiempo. Sin casi ni darme cuenta, ya han pasado 4 años desde que te fuiste, mi pequeña Nany.

Sigo pensando mucho en ti, todos los perros que veo me recuerdan a ti, aunque físicamente sean muy distintos, pero siempre hay algo que hace que se encienda la bombilla "nanil" en mi cabeza y haga que piense automáticamente en ti.

No sólo los perros me recuerdan a ti. No valoras las pequeñas cosas que compartes con alguien hasta que ya no está junto a ti. Cuando me como un yogur, pienso en dejarte un poquito para que cuando acabe, metas tu pequeño morrito dentro, lo relamas y lo dejes limpito. Cuando abro la puerta de casa, y mira que ya no vivo en la misma casa donde compartimos tu vida, hay días que miro al suelo y tengo la sensación de que vas a aparecer y vas a lanzarte sobre mí, moviendo tu cola sin parar y montando la fiesta de bienvenida que me montabas todos los días. Si paso por Glòries, pienso en la tienda donde te recogimos cuando tan sólo eras una bola de pelo con dos ojos gigantes y saltones, con los que nos mirabas sin perdernos de vista a ninguna. Cuando vuelvo al barrio y paso por el parque del río, recuerdo nuestros paseos largos por ahí, recuerdo cómo disfrutabas sin correa investigando cada rincón del parque, mientras yo en un banco leía algún libro interesante, aunque lo que me ha dejado huella de ese parque es el día en el cual te tiraste al río y empezaste a nadar con tus patitas cortitas, tan feliz que casi podía ver una sonrisa en tu pequeña carita.

Recuerdo lo bien enseñada que estabas, que no comías lo que te dábamos hasta que no te diéramos la orden. Los "hops" que permitían que pudieras subir al sofá o a la cama. Lo a gustito que dormía por las noches contigo a mi lado. Ese verano en Mallorca donde te hartaste a tomar el sol, donde perseguiste un caballo y donde disfrutabas de lo lindo con tus paseos al lado de la playa y donde tú única preocupación era tumbarte bajo el sol, comer y beber. Tus excursiones-escapada. Tus gruñidos defendiendo tu cuna. Tus gruñidos cuando sabías que tocaba ducha. Tus mimos cuando estábamos tristes. Tu mirada de Shrek... Como dice nuestra Caulli, eres la mejor perra del mundo y siempre lo serás.

Hoy hablaba con mi Mixto sobre ti, sobre lo contenta que estarías de tener un nuevo miembro en la familia y lo bien que te llevarías con nuestr@ Mixtit@. Le darías mimos y le protegerías, estoy segura de que lo harías, porque eso es lo que hiciste durante la vida que pasaste con nosotras y con papi.

No puedo parar de llorar escribiéndote estas palabras, pero no me importa. He conseguido no emocionarme cuando hablo de ti, pero cuando recuerdo todo esto, no lo puedo evitar.

Como digo siempre, tú eres uno de los grandes amores de mi vida, y nunca dejarás de serlo y no quiero olvidarte porque pensar en todo lo que hemos vivido juntas, me hace feliz.

Tú cambiaste mi vida, tú me hiciste más fuerte y tu pérdida hizo tambalearse mi mundo hasta límites insospechados, pero aquí estoy, mejor que nunca y hay una parte que te debo a ti. Tú me enseñaste muchas cosas mi Nany y siempre te estaré agradecida por haber aparecido en mi vida. Porque siempre siempre siempre, serás mi pequeña perruna preferida.