domingo, 20 de septiembre de 2015

Bienvenido al Mundo Ían

El 2 de Septiembre de 2015 a las 22.36 horas, nació nuestro querido Mixtito en Barcelona.

Desde ese día nuestra vida ha dado un giro radical, para bien por supuesto, pero es completamente diferente a nuestra vida anterior.

El mismo día 2 por la mañana tuve visita con mi médico y me dijo que estaba todo bien y que si dentro de 1 semana no había nacido Ían todavía, me programarían una inducción para traerlo al Mundo. Ese mismo día me encontraba tan bien, que antes de comer lo que preparé para comer, cogí mi cámara y todo para fotografiar el plato y guardarlo en mi carpeta de "recetas por publicar" de Tupper's Moment. Fue acabar de comer, ir al baño y notar algo extraño. Algo que no era pipí pero tampoco estaba segura si era o no era romper aguas. 

Decidí esperar un poco, pero a la que di unos cuantos pasos más, más líquido perdía, así que supuse que algo pasaba. Eso sí, seguía sin estar segura si lo que me estaba pasando era romper aguas. Yo tenía entendido que romper aguas era romper la bolsa de golpe, era perder todo el líquido en un único "xof".

Lo primero que hice fue llamar a mi Mixto y decirle : "Creo que he roto aguas" Y él, "¿Cómo que crees? ¿Has roto o no has roto? Y allí empezó todo. 

Cogí un taxi hacia la clínica y una vez en urgencias, me confirmaron que había roto aguas pero que estaba muy verde y sin dilatar, así que me provocarían la dilatación. Vinieron mi Veri y mi mami hasta que llegó Mixto y pudo estar a mi lado en la sala de partos.

Fueron 7 horas en total, 2 de las cuales fueron las más duras por el dolor, pero no hay nada que no alivie la epidural. ¡Bendita epidural! Desde aquí admiro a las mujeres que deciden hacerlo sin o a las mamis de antes, que no tenían más remedio. Si pensaba que aguantaba bien el dolor (ese ha sido mi discurso en el embarazo) me equivocaba, porque este dolor no hay quien lo aguante, al menos yo no. En el momento piensas, "no voy a tener ningún hij@ más" pero cuando ves a esa cosita encima tuyo, cuando le oyes, cuando le tocas, cuando le sientes, todo, absolutamente todo se te olvida y volverías a hacerlo las veces que hicieran falta. ¿Qué són 2 horitas de sufrimiento si luego lo tienes en brazos acurrucadito?

Esa misma noche no pudimos pegar ojo, no porque el pequeño no nos dejara sino por la emoción de ser papás. No podía parar de pensar, de mirarle y emocionarme, de preguntarme cómo es posible querer de esta manera. Y un pensamiento lleva a otro, y piensas en la típica frase que todas las madres del Mundo han dicho a sus hijos: "Cuando seas madre, lo entenderás". Y tanto que lo entiendo mami, no sabes cuánto.

Los días en la clínica fueron días intensos, de aprendizaje continuo gracias al gran equipo de la clínica. No nos pudieron tratar mejor, de verdad. Y de emociones, muchas emociones que no podía controlar. Llorar fue lo que más hice creo. Era mirarle y llorar. De hecho cuando estaba de parto, antes de que saliera ya estaba llorando de la emoción... Si es que soy de llorar fácil, no tengo remedio.

Hoy nuestro pequeño ya tiene 18 días y está mejor que bien. Se porta bastante bien aunque como todos los niños, tiene días tontos, bueno mejor dicho noches tontas, porque por el día duerme muy a gusto él. Y a nosotros se nos cae la baba con nuestro Mixtito. 

Ha provocado una revolución en la familia. Las yayas están muertas de amor y de emoción, hasta mi padre está emocionado y eso que no es un hombre que exprese mucho sus sentimientos. La titas están como locas con él y nuestros amigos y el resto de la familia también. 

Sabíamos que sería bonito esto de ser papis, pero al menos yo, no imaginaba tal magnitud. 

Nunca pensé que tener un hijo sería la experiencia más bonita del Mundo, y mira que todas las mamis te lo dicen pero no crees que es para tanto hasta que lo vives. Una experiencia que sólo puedes entender viviéndola.

Y nosotros seguiremos con nuestra felicidad desmedida, disfrutando de cada instante que nos regale nuestro pequeño Ían.