Una de las primeras cosas que hacemos al levantarnos, es quejarnos.
Nos quejamos por ejemplo, del sueño que tenemos.
Nos quejamos del frío que hace.
Nos podemos quejar del cansancio que llevamos encima...
Hay un abanico amplio de opciones de queja nada más levantarnos.
Continua el día y segumos quejándonos,
que si el vecino tiene la tele muy alta,
que si mi jefe me agobia,
que si tengo mucho trabajo,
que si esto no me queda bien...
un sin fin de posibilidades.
¿Hemos pensado alguna vez que ya es como costumbre quejarnos?
¿De verdad nos tendríamos que quejar?
Solo hay que mirar un poquito más allá,
y darnos cuenta de la suerte que tenemos,
de poder quejarnos del frío al levantanrnos,
cuando hay gente que pasa un frío constante.
Darnos cuenta de que nos quejamos de nuestro trabajo,
cuando hay gente que no lo tiene.
Que nos quejamos de que la ropa que llevamos no nos queda bien,
cuando hay gente que apenas tiene ropa para ponerse.
Quejarnos de que esto no me gusta,
cuando hay gente que no tiene nada para comer...
Conclusión: Nos quejamos por vicio, sin duda :)
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