El hecho de levantarte por las mañanas
y tener la misma cosa en la cabeza,
la misma que el día anterior,
la misma que el día que va antes del día anterior,
te hace pensar.
Pensar en cosas que no tendrías porque pensar,
pensar en querer cambiar las cosas,
pensar en dar el paso de nuevo
y provocar una nueva reacción.
Una nueva reacción, sí,
necesito una nueva reacción,
para asegurarme que importo,
para darme cuenta que mis pensamientos,
no son equivocados,
no son erróneos,
no son falsos.
Pero no puedo,
quiero pero no puedo.
Quiero enfadarme,
me lo repito una y otra vez,
enfádate!, pero no puedo.
Me repito una y otra vez,
díselo,
pero tampoco puedo.
Me repito una y otra vez,
olvídalo,
pero sigo sin poder.
Y ahora qué?
Qué se supone que tengo que hacer?
Qué se supone que tengo que decir?
Cómo se supone que debo actuar?
Quiero poder y no puedo,
quiero hablarlo y no puedo...
Pero sé, sé con seguridad,
que si las cosas no cambian,
si las cosas siguen igual,
yo las cambiaré.
Porque no puedo esperar,
no puedo depender
de que de repente venga alguien,
y cambie mi vida,
cambie mi destino,
porque eso,
es muy improbable que pase,
por no decir imposible.
La única que puede cambiarlo,
la única,
soy yo...y eso haré, eso haré.
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